domingo, 28 de febrero de 2010

El vampiro enanorado en su castillo

Un siniestro bohemio de capa negra yace en su regazo respaldado en un fino ajuar de terciopelo rojo escarlata, su mortecino rostro es iluminado por una débil y fatua luz que emana la ajada hoguera de la estancia, sostiene una copa de vino tinto que zarandea exquisitamente sin tomar un sorbo: hace rato que se olvido de la copa... Su pálida cara, su ceño fruncido, sus ojos clavados en un puntos perdido de la pared, su cuerpo inmóvil carente de vida y calor, su alma melancólica ayunada y su mente extraviada y separada de todo su cuerpo, revelan la intransigente decepción mustia existente en sus pensamientos, acongojada por la incertidumbre del fracaso e incapacitada de remediar el dolor que consume todo su ser: hace rato que se olvido de si mismo...

En la inmensa y oscura habitación he una interminable estantería repleta de libros y pergaminos umbríos que nadie entiende, una cantidad de patibularios objetos de alguna magia negra atiborran el recinto, una mohína chimenea prendida apunto de extinguirse aún refleja la sombra del malévolo sujeto adolorido, la leña termina por consumirse y el individuo se interna en una oscuridad absoluta: hace rato que se olvido de la chimenea...

Y entonces recuerda aquella taciturna noche, en la que deambulaba como todas las noches buscando victimas, a las que sigilosamente sorprendía por la espalda y clavaba sus largos colmillos por el espinazo del cuello consumiendo toda su sangre, en esa noche cuando terminaba su rutina encontró una ultima victima, una hermosa joven de cabellera larga que entonaba un melodioso canto y que paralizó a la maligna criatura haciéndole perder su vil juicio: hace rato que se olvido de quien era...

Se sintió tan intrigado por esa doncella que inconsciente e inocentemente fue atraído hasta su lugar, perplejo por su belleza no podía moverse ni pronunciar una sola palabra, el silencio los dominó por un instante, cuando la joven interrumpió el silencio diciéndole -¿qué hace señor vampiro, no sabe acaso usted que la noche está por despedirse y la luz está pronta a llegar?-: hace rato que se olvido del tiempo...

La mohína criatura nunca había presenciado tanta tranquilidad, tanta inocencia dispersa entre tanta majestuosa plenitud, esas inquebrantables palabras detuvieron aún más al estupefacto vampiro quien tuvo la necesidad de regresar a la realidad y volver apresuradamente a su tenebrosa mansión abandonando a la hermosa dama sin proferir un gemido como si hubiera sido replicado y expulsado por un ser superior: hace rato que se olvido de su maldad...

Intrigado, dudoso, sorprendido, dominado, sumido, controlado, decepcionado, traicionado, perturbado, vulnerable, obstruido, muerto, vivo, al fin... enamorado, se sirvió vino tinto y se sentó en un alto sillón escarlata a meditar su locura, la locura de pensar que un vampiro pueda amar naturalmente a un ser humano, se sentó a esperar que algo acabe con su ya inservible vida: el tiempo, el hambre, el frío, la desventura, el azar, la soledad o quizás el dolor: hace rato que se olvido de vivir...

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